¡Nos vamos de vacaciones + sorteo!

viernes, 17 de agosto de 2012

un haiku para alicia

¡Hola a todos!

Tras pensarlo un poco hemos decidido que para aprovechar al máximo el poco tiempo que nos queda de vacaciones, creo que lo mejor para todos es cerrar temporalmente el blog.
Por lo tanto dudo mucho que haya actividad alguna por aquí hasta por lo menos el próximo 15 de septiembre. Sin embargo todos entenderéis que hay cosas que son más importantes, por mucho que nos duela.

Sin embargo, esto no significa que vamos a estar de brazos cruzados a lo que al blog se refiere (aunque no publicaremos nada) seguiremos leyendo pero a un ritmo un poco más lento que antes, y seguiremos haciendo reseñas que publicaremos a nuestra vuelta. Además estamos trabajando en el nuevo diseño del blog, que espero realmente tener listo incluso antes de nuestra vuelta. Os dejo un pequeño adelanto (espero que os guste incluso más que a nosotros).

Por último, hemos decidido también hacer un pequeño sorteo para todos los que quieran participar (no es internacional, sorry u_u ) es nuestra forma de pedir perdón por el largo parón veraniego. El premio será Un haiku para Alicia de Francesc Miralles la reseña la podéis leer aquí por si os interesa saber algo más. Para hacer las cosas un poco más simples hemos decidido probar la maravillosa página de Rafflecopter, pues veo que últimamente se usa bastante. Para participar tan solo tenéis que rellenar el formulario que hay a continuación. ¡Nada más! Nos vemos en septiembre, y os deseamos a todos vosotros un feliz verano.

a Rafflecopter giveaway

Reseña "No hay más preguntas"

domingo, 12 de agosto de 2012

Título: No hay más preguntas
Autor: David Nicholls
Editorial: Maeva (¡Muchas gracias por el ejemplar!)
Páginas: 376 páginas
Precio: 19,50€

 Estamos en 1985, y Brian se despide de sus amigos de toda la vida porque se va a estudiar a la Universidad de Bristol. Orgulloso de sus notas y de sus gustos personales, alejados de los de la mayoría, quiere comerse el mundo y decide presentarse a un conocido concurso de televisión, No hay más preguntas, donde debe responder a una serie de cuestiones de cultura general. Es entonces cuando la atractiva Alice Harbinson, una joven aspirante a actriz con un extraordinario parecido a su ídolo, la cantante Kate Bush, se interpone en su camino. Brian se enamora a primera vista y su fuerte deseo de seducirla entra en colisión con sus ansias por ganar el concurso... Lo que Brian no sabes es que, tal vez, no se necesitan tantos conocimientos para poder ser feliz. Porque, al fin y al cabo, ¿no es la felicidad lo más importante?

La novela de la que os hablaré hoy, y que devoré hace ya bastante tiempo pero cuya reseña aparté buscando un momento de inspiración divina (que no parecía llegar) es No hay más preguntas de David Nicholls, autor más conocido por su novela publicada también por la editorial Maeva, Siempre el mismo día y que estoy deseando leer también. Pues sin contar un pequeño chasco, que se llama Alice, prometía ser una de las mejores lecturas del año, por aportar un toque de frescor, por su estilo y su protagonista, por ser una historia divertida, pero con ciertos toques serios de vez en cuando, que casi en ningún momento defrauda y que recomiendo encarecidamente. Así pues si buscáis una novela para pasar un buen rato (os aseguro que en más de un momento las carcajadas están más que aseguradas) pero también una novela bien escrita y con un protagonista carismático, No hay más preguntas os gustará.

Esta noche despejada de finales de verano, al mirar las estrellas con mis mejores amigos, tengo la sesación de que por fin empiezo a vivir y de que todo, absolutamente todo, es posible.

No hay más preguntas es la historia de un chico cualquiera y que seguramente todos conocemos. Brian Jackson es justamente ese joven cualquiera, y al que seguramente no os costará ponerle cara. Poco agraciado físicamente, un atleta estupendo en sus sueños, y un verdadero experto en buscar a la chica perfecta que le recuerde a su cantante preferida, Kate Bush. Brian será el encargado de relatarnos esta historia, su historia. La historia de un chico cualquiera que parte en busca de muchos sueños por cumplir, muchas cosas por hacer, y muchos libros que leer, dejando atrás a una madre viuda y dos mejores amigos que están un poco mal de la cabeza, pero que estarán más o menos presentes a lo largo de la obra ¿Y qué mejor modo hay de conseguir todo eso y más que no sea la Universidad?
Así pues con una maleta cargada hasta arriba de trastos, parte en busca de esa vida perfecta, con una parte de su pasado guardado, y el deseo de convertirse en alguien algún día, pero sobre todo, con el deseo de leer y enamorarse. Sin embargo, una vez llegado a su destino, descubrirá que las cosas no son tan simples como él pensaba, y que quizás sus buenas notas no sea algo realmente importante cuando se trata de enfrentarse solo al mundo exterior, y más aún, al mundo universitario.
    Así es como empieza, a rasgos generales, las andaduras de nuestro joven protagonista, que ya desde casi el mismísimo principio se llevará su primera decepción nada más llegar a la Universidad de Bristol. Sin embargo, y justo como él quería y fruto de varias borracheras de las buenas, conocerá al amor de su vida, Alice. Una chica aparentemente perfecta en todos los sentidos, pero que a medida que vayamos avanzando descubriremos por supuesto que no lo es. Claro que Alice no será el único personaje a destacar, pues contamos con un elenco bastante bien definido, pero la gran mayoría tienen un papel de poca importancia para la trama, salvo Rebecca. Una joven que estudia Derecho en la misma Universidad y que tuvo una vida personal bastante dura, y que personalmente tras el propio Brian, es mi personaje preferido.

Y, sin embargo, lo más importante y más básico, como la amistad, o superar la muerte de mi padre, o querer a alguien, o sencillamente ser feliz, sencillamente bueno, decente, digno y feliz, parece total y absolutamente fuera del alcance de mi comprensión.

Quizás una de las cosas que más me hayan gustado del libro haya sido el propio protagonista, sin olvidar ese estilo sencillo, pero que a diferencia de otros autores concuerda con el entorno, la personalidad del protagonista, y que encima logra definir a los secundarios sin volverlos clones idénticos unos de otros, en fin, que te enamora en cierta medida. Brian es, como decía, uno de esos personajes que podría ser cualquiera de nuestros amigos. Quizás por ello despierta ese grado de empatía en el lector, por la cercanía que provocan sus actos y que seguramente todos hayamos hecho alguna vez. Castigado por una dura infancia, Brian es uno de esos personajes con los que te encariñas inevitablemente pero que al mismo tiempo sientes pena en muchas ocasiones. Ya sea por su triste pasado, algunas de las situaciones de las que seremos testigos, o lástima por lo idiota que puede parecer a veces, ya que casi ninguna de sus bromas hace gracia y provocará más de una situación desagradable para él, y carcajadas para nosotros, es un personaje que cae bien. Un personaje sencillo e imperfecto, algo que se agradece hoy en día, y que gustará mucho al lector, si soportáis sus continuas bromas y meteduras de pata, pues puede resultar un poco cansino a veces.
    La trama no tiene grandes complicaciones o giros inesperados, aun así, a lo largo de sus casi cuatrocientas páginas disfrutaremos de una historia bien hilada, con sus momentos felices y sus momentos tristes, momentos de tensión y de risa, de mucha risa, y casi lágrimas. Podemos decir, que tiene un poco de todo. No hay más preguntas es pues la historia de un corto periodo de tiempo en la vida de un universitario, que está empezando tan solo a vivir y descubrir el mundo que le rodea realmente. Periodo de tiempo en el que se dará cuenta de qué es lo que importa realmente, y que los sueños que realmente te harán feliz a la larga quizás ni siquiera sean los que tu deseas cumplir ahora mismo.
      Otro de los puntos a favor de la novela es que se lee con bastante facilidad. No es que enganche de mala manera, aunque hay que reconocer que la primera parte me gustó muchísimo a pesar de ser la parte introductoria, donde se nos presenta al protagonista y su entorno más personal, pero desde que aparece la pedante de Alice y a Brian se le va un poco la pinza, la cosa sinceramente perdió un poco. Y no es que Alice no esté lograda de un buen modo, es que simplemente no soporto esa clase de personajes, es superior a mis fuerzas. Mi gran chasco, por no decir casi el único de la novela va para ella, un personaje insufrible, cansino, petardo, perfecto, y que dan ganas de abofetear en más de una ocasión. Otra pega que le tengo es que el final, aunque fue de mi agrado, y me lo esperaba un poco, me parece quizás un tanto precipitado. Por lo demás, lo cierto es que es una novela con la que disfruté bastante y como ya decía al principio, recomiendo sin duda alguna. Por último, y antes de terminar, señalar algunos puntos interesantes, y es que el nombre de la novela viene de un programa de televisión que veía nuestro protagonista con su padre, y que tendrá bastante importancia a lo largo de la trama. Otro detalle es que cada capítulo empieza con una pregunta con su respectiva respuesta, algo bastante curioso para comprobar lo inteligente o idiota puedes llegar a ser (al menos a lo que cultura general se refiere).

En resumen, No hay más preguntas es, para empezar, una novela juvenil divertida, diferente a lo que solemos encontrar hoy en día en los estantes de nuestras librerías, con sus momentos emotivos, y una historia bastante bien hilada en general. No hay más preguntas es la historia de un chico normal y corriente de diecinueve años, que perfectamente podrías ser tú, y que os invito a descubrir por vuestra cuenta lo antes posible.

Puntuación

No hay más preguntas



Reseña "El fin de la Eternidad"

jueves, 9 de agosto de 2012


► Título:  El fin de la Eternidad
► Autor:  Isaac Asimov
► Editorial:  DeBolsillo
 Páginas:  279 páginas
► Precio:  8,95€


En el siglo XXVII, la Tierra funda una organización llamada Eternidad, enviando sus emisarios al pasado y al futuro para abrir el comercio entre las diferentes épocas, y para alterar la larga y a veces trágica historia de la raza humana. El proyecto estaba integrado sólo por los mejores y más brillantes exponentes de cada siglo: personas que dejaron de lado sus propias vidas para dedicarse a servir a los demás.
Para hombres como Andrew Harlan, Eternidad representaba mucho más que un trabajo: era su vida, su amante, sus hijos, su familia. Pero cuando viajó al siglo cuatrocientos ochenta y dos, no pudo evitar enamorarse perdidamente de una hermosa no eterna llamadá Noys Lambent. Ahora, perseguido por una burocracia todopoderosa, Harlan y su amada escapan entre los siglos, buscando romper todas las reglas que sean necesarias para preservar su futuro juntos. Incluso si para ello deben destruir la propia Eternidad...

Y toca otra reseña sobre ciencia ficción. Para bien o para mal, esta vez le ha tocado a un libro de Asimov. Tengo que decir que en general, me encanta leer las obras de Asimov. Puede que la historia no sea buena, puede que los personajes den asco, pueden ponerse mil cosas en su contra en una misma novela, que yo seguiré leyendo con tal de poder gozar de sus razonamientos filosóficos acerca de la humanidad y de sus descripciones del espacio, de posibles futuras culturas, infinitos posibles futuros que siempre quedan muy lejos de nuestro alcance (y del suyo por medio siglo extra).

Además, esta novela de Isaac Asimov tiene un estilo que no suele ser común en sus libros. Es decir, cuando lo leía, mi impresión era estar y no estar leyendo a Asimov a la vez. No sabría explicarlo mejor, pero esa fue la sensación. Lo cual no quiere decir que la lectura fuera aburrida, ni mucho menos. Debo decir que el título de este libro me llamaba desde hace mucho tiempo: seamos sinceros, "El fin de la Eternidad" es un título misterioso y atrayente, con infinitas posibilidades. El título puede referirse a cualquier cosa, pero todos tenemos claro al leerlo que la historia va a tener como pilar central el tiempo. Y es que el espacio ha sido tratado en innumerables ocasiones en los libros de este escritor, pero el tiempo era una materia de estudio que aún no había tocado en ninguno de los otros libros que pude leer. El tiempo y sus efectos en una sociedad que es capaz de jugar con él.

Asimov nos presenta en el primer capítulo a Andrew Harlan, Ejecutor, Especialista y Eterno dentro de la organización atemporal llamada la Eternidad. Dicha organización se estableció en el siglo XXVII tras la construcción de la máquina del tiempo, con el fin de establecer el comercio entre distintos siglos de materias primas y energía, consiguiendo prosperidad en todos ellos. Sin embargo, el estudio de la Realidad (con R mayúscula) les llevó al descubrimiento de los llamados Cambios de Realidad (también con C mayúscula), que no son otra cosa que el estudio de la decadencia de una sociedad y qué acciones ejecutadas en el momento correcto conseguirán cambiar a esa sociedad y hacerla, en definitiva, más estable y feliz. La Eternidad, por tanto, es un conjunto de hombres arrancados de sus respectivos siglos del tejido del tiempo, de sus familias, maridos, mujeres y hijos, para servir a la humanidad y ayudarla, evitando las grandes catástrofes.

Y Andrew Harlan es uno de los encargados de ejecutar dichos cambios. Los ejecutores, como veremos, no están bien vistos dentro de la Eternidad, por el hecho de que los cambios de realidad ocultan una verdad importante que todos los llamados Temporales (es decir, cualquier persona no perteneciente a la Eternidad) ignoran: los Cambios de Realidad modifican la Realidad de forma que una persona puede no nacer nunca, otra puede ser increíblemente desgraciada en la nueva Realidad, un gran invento puede perderse, una obra de arte nunca llegar a crearse, todo sea por el bien de la humanidad. Por tanto, aunque los Observadores y los Programadores se encargan de elegir cómo debe de cambiar la Realidad y sentenciar con ello a miles de personas a la no-existencia, quien da el golpe es el ejecutor de turno, lo que a ojos de los demás, es dicho ejecutor quien ha destruido la Realidad anterior. En otras palabras dentro de los eternos, Harlan es prácticamente un paria. Un paria adoptado como discípulo predilecto por la persona más eminente de toda la Eternidad, pero un paria al fin y al cabo.

-Ya ha matado a las naves interplanetarias, ¿no? 
-Las hemos retrasado un Siglo.
Feruque hizo una muerca y ahogó un comentario despectivo.

Harlan, además, podía vanagloriarse de ser un Eterno perfecto: sus ojos observaban la realidad de forma objetiva, no se entrometía si no era estrictamente necesario en los asuntos de dicha realidad y sus ejecuciones eran impecables. Sin embargo, todo esto ocurre cuando conoce en el siglo 482º a Noys Lambent, una aristócrata que ayuda voluntariamente a la Eternidad, cuya casa debe de compartir por el bien de una misión cuyo objetivo desconoce. Andrew, inexperto y hasta el momento tan interesado por las mujeres como por la trayectoria del vuelo de una mosca de la fruta, cae rendido en poco tiempo a los encantos de Noys, acostándose con ella y enamorándose irremediablemente.

-Si me hicieras Eterna... - suspiró ella, aunque Harlan casi no podía oírla, ensordecido por los latidos de su corazón. Los labios de Noys estaban húmedos y entreabiertos.

Poco después, nuestro protagonista se entera de que la misión consistía precisamente en evaluar los impulsos de las aristócratas de dicho siglo a relacionarse con los Eternos y si dicha tendencia existía, corregirla. Esa corrección significaría la destrucción de la Noys de la que está enamorado, de la única mujer que alguna vez ha conseguido hacerle sentir algo, así que Harlan comienza a tramar un plan para salvarla, aunque ello signifique destruir la Eternidad y la prosperidad que esta ha dado a la humanidad.

La historia, como vemos, es prometedora. Tenemos romance, aventuras, ciencia ficción y filosofía, un cóctel muy bueno, que en momentos nos pone de parte de los llamados Temporales y en otros de parte de la Eternidad, de la ética o no ética de los Cambios de Realidad, la justificación de los medios para alcanzar el fin, lo peligrosa que podría resultar una humanidad sin estar bajo la supervisión de nadie, la necesaria libertad del ser humano como individuo. Todos estos temas, así como el amor prohibido, las paradojas temporales, y la teoría del superhombre aparecen en este libro.

-En el fondo, quizás hemos impedido la evolución de la especie porque no queremos encontrar al superhombre.
-Es posible - dijo Harlan -. ¿Qué nos importa?
-Pero ¿y si el superhombre existe en efecto, fuera del alcance de la Eternidad? Nosotros controlamos solo hasta el Sesenta mil. Al otro lado de esa frontera están los Siglos Ocultos.

Sin embargo, no todo puede ser bueno. No sé si mi caso es aislado, por haberme leído rápidamente algunos capítulos, haberme perdido algún detalle importante, quizás, pero la impresión que tenía hasta prácticamente la mitad del libro era la de unos cimientos tambaleándose: la obra que tiene lugar sobre el escenario es interesante, pero es difícil concentrarse si los pilares que lo mantienen comienzan a temblar. Así, vemos grandes acontecimientos que se justifican simplemente con la malinterpretación de alguna conversación, personajes que, en principio sin fundamento, se creen los reyes del mambo, otros que de la noche a la mañana su personalidad da un giro de casi 180º, perfectos para la situación que viven, demasiado perfectos... 

La parte buena es que todos estos errores no consiguen empañar la trama y hacernos el libro insoportable, sino que uno puede simplemente pasarlos por alto en un acto de buena fé. Sin embargo, lo que para mí es imperdonable es el final. Un final muy interesante y que desde mi punto de vista, con un solo capítulo más, un epílogo, habría sido perfecto, pero que por su brusca introducción acaba pareciendo un parche, como si el autor se hubiese cansado de escribir y punto. En fin, que deja un sabor bastante amargo después de un libro de bastante calidad. Sin embargo, dicho final tiene menciones a otros libros de este autor que quien los haya leído sabrá apreciar y conocer así la importancia del control que la Eternidad ejerce sobre la humanidad.

En resumen:

A favor:

  • Viajes en el tiempo
  • Relatos sobre las diferencias entre Siglos
  • Reflexiones filosóficas sobre el hombre y el tiempo
  • Historia de amor
  • Una historia muy elaborada
  • Final que enlaza con otras obras
En contra: 

  • Algunas bases del libro no se explican con suficiente claridad
  • Cambios bruscos de personalidad en algún personaje
  • Durante parte del libro es imposible entender las acciones de algunos personajes hasta algunos capítulos más tarde, ni siquiera se dan pistas para despejar alguna duda
  • Algunos personajes tienden a modificarse demasiado para dar estabilidad a la trama, lo que consigue el efecto contrario
  • Final brusco, interesante, pero mal planteado
Puntuación

El Fin de la Eternidad


Notable

Reseña "A tres metros sobre el cielo"

miércoles, 8 de agosto de 2012

Corría el año 2010 cuando se produjo mi primer y no último contacto con la personalísima pluma de un tal Federico Moccia, un escritor italiano recién salido (propulsado, diría yo) del anonimato más absoluto. Lo cierto es que aquel día que entré en la librería de turno y me compré Perdona si te llamo amor porque me pareció lo más pasteloso que pude encontrar en las estanterías, poco sabía yo del arrollador movimiento literario/cinematográfico llamado A tres metros sobre el cielo ni de las incalificables consecuencias que produjo este libro/película en la conciencia colectiva de las carpeteras españolas. Al final resultó ser que la historia subyacente bajo la portada de Perdona si te llamo amor me resultó francamente sorprendente y me lancé casi un año después con su continuación, un libro que a pesar de haber empeorado mis impresiones sobre Moccia, no consiguió exterminar del todo mi insaciable apetito lector. Y así, cual fruta prohibida, acabé cayendo en las redes de A tres metros sobre el cielo.



Título: A tres metros sobre el cielo
Autor: Federico Moccia
Año de publicación: 2012 (2008)
Género: Juvenil, romántica
Editorial: Booket
Páginas: 400
PVP: 7.95
ISBN: 9788408110491

Sinopsis

En Roma, como en cualquier otra ciudad del mundo, los adolescentes quieren volar, buscan caminar "tres metros sobre el cielo". Las chicas como Babi se esmeran en sus estudios, hablan del último grito en moda y se preparan para encontrar el amor de sus vidas; los chicos como Step prefieren la velocidad, la violencia, el riesgo y la camaradería de las bandas, pero todos ellos se implican en la vida como si cada segundo fuera el último. Pertenecen a mundos distintos, desean cosas distintas pero tienen algo en común: el amor que les hará flotar y sostenerse, el amor que les hará encontrarse y cambiar. Ellas se volverán más salvajes; ellos más tiernos. Mientras, allí abajo, la vida real ya les reclama.

Opinión

La reseña de este libro llega con cuatro años de retraso, lo sé, pero es que después de haber visto primero la película (lo siento, no me reconozco) protagonizada por el polifacético Mario Casas y María Valverde, tenía ganas de observar la misma historia plasmada en papel, desde un punto de vista diferente. Algo bueno tendrá que tener esta novela, cuando resulta que todo el mundo hablan tan bien de ella. Sin embargo, teniendo en cuenta las desproporcionadas campañas publicitarias que rodean a ciertos libros, hay que andarse con mucho ojo a la hora de escoger referencias. En efecto, no hace falta adentrarse en un gran número de páginas de A tres metros sobre el cielo para cerciorarse de que la originalidad brilla precisamente por su ausencia. 
     Tenemos por un lado a una guapa, inteligente y adinerada Babi (¿de veras existe una persona así?) que de camino al colegio privado correspondiente a los de su posición social, se cruza de manera fortuita con el chuleta más malo del barrio. Descarado, violento y problemático son algunos de los adjetivos que más calzan con la recalcitrante personalidad de Step, un joven guapo, guapo, guapísimo que a pesar de lo que pueda parecer en un primer momento, esconde algo más que un físico privilegiado bajo su fachada de tipo duro. A esto le sumas un sospechoso número de casualidades e incomprensibles coincidencias (quizá los astros estaban alineados ese día) para justificar los posteriores encuentros de estos dos tórtolos y tenemos posiblemente una de las historias más simples y facilonas de la literatura universal.

"-¡No sé qué es peor, si el perro que llevaba detrás o el cerdo que tengo ahora delante! -Step se ríe, sacude la cabeza y acelera. "

Tanto es así, que hasta temo haber perdido un par de neuronas o tres en el proceso, quizá sigan buscando algo mejor que hacer. Curiosamente, no puedo decir que no me haya gustado el libro. Es una de esas extrañas paradojas que nunca llegan a resolverse de todo. Es como estar en un cuadro de Escher o ver una película de Buñuel. El caso es que Federico Moccia ha conseguido entretejer una trama infantiloide disfrazada de apasionado romance veraniego y nos la han intentado colar como la novela del siglo. Como estrategia de marketing es una opción arriesgada, pero a parte de la elogiable perseverancia de Moccia por dar a luz una obra en la que un principio no creyó nadie, lo que hace de A tres metros sobre el cielo un libro tan mediático es su total y absoluta falta de pretensiones. A veces no está de más, incluso resulta agradable, evadirse del aburrimiento con este tipo de lectura ligera ideal para períodos vacacionales o viajes en tren. Y si se trata de regresar a la más efervescente adolescencia (o de permanecer en ella), el placer es doble.
     A tres metros sobre el cielo condensa de manera bastante notable todo aquello que huela mínimamente a hormonas juveniles: las interminables charlas telefónicas, las confesiones con los amigos, la inquietud por el inminente salto a la edad adulta, el estrés de las clases, la selectividad, las primeras experiencias con el sexo, las fiestas desenfrenadas, los excesos, la velocidad con que a veces ocurre todo, sin ni siquiera darte cuenta de ello. Por suerte, la relación amorosa de Babi y Step, en todo su apogeo, amén de imposible, es efímera. Mucho más interesante es ese tenso tira y afloja previo al emparejamiento final, un constante juego de seducción en el que vemos a una Babi escandalizada por la actitud abiertamente insolente de Step, que sin embargo no puede reprimir la atracción que siente hacia el motorista italiano. En cambio, Step no parece demostrar un interés en Babi más allá de un posible intercambio de fluidos, pero el amor es un juego traicionero y Step acabará siendo víctima de sus propias trampas.

"Por un momento, le parece que todos pueden oírla, que todos pueden leer aquella frase, justo como está haciendo ella en ese momento. Está allí, en lo alto, inalcanzable. Allí a donde solo llegan los enamorados: "Tú y yo... Tres metros sobre el cielo.""

Para aderezar una historia de amor que de por sí sola, en términos académicos, no llega ni al cinco pelado, A tres metros sobre el cielo consta de una moderada variedad de tramas secundarias, unas más acertadas que otras. Si no me hubieran obligado a ver la susodicha película, muchos momentos de la novela habrían sido bastante impactantes, pues el libro contiene unos cuantos golpes de efecto que amenizan enormemente la lectura y nos involucran en mayor medida con los personajes, de los cuales no hay muchos que merezcan la pena comentar. Por otra parte, la narración de Moccia es quizá uno de los mayores atractivos que se le pueden encontrar a la novela; su particular estilo, aunque mucho menos depurado que en obras posteriores, tiene un esotérico magnetismo capaz de transformar la lista de la compra en un sencillo a la vez que efectivo haiku japonés.
     Ahora bien, si me pides que te explique por qué esta novela ha conseguido cautivar a la masas de media Europa y algo más lejos, llegando a vender cifras escalofriantes para un autor novel, mi respuesta es: no lo sé. Obviando aquella manida consigna que da título al libro, A tres metros sobre el cielo no contiene nada especialmente llamativo, ni emocionante, ni revolucionario, nada que pueda incentivar su lectura más allá de un simple pasatiempo. Es un libro entretenido, no lo voy a negar, pero también es cierto que tiene muchos fallos estructurales, que está plagado de clichés y que las últimas 50 páginas constituyen un verdadero insulto  a la inteligencia emocional humana. La psicología de los protagonistas no es que sea muy intrincada, es que es casi de parvulario, y por si fuera poco, Moccia se las arregla para dar pie a una segunda parte que lejos de remendar los fallos de la primera, seguramente los agrave. Como colofón a esta monumental rajada, quiero añadir que la experiencia de leer A tres metros sobre el cielo no ha sido tan perturbadora como me habían advertido. He leído libros peores, creedme. Aun así, estoy seguro de que el escritor italiano es capaz de hacer cosas más brillantes. Yo solo espero que Federico Moccia no se convierta en uno de esos fenómenos one-hit wonder que llegan, arrasan, y después se retiran lentamente para morirse de asco mientras recuerdan glorias pasadas. Ojalá que no.

Puntuación

A tres metros sobre el cielo


Reseña "Metro 2033: Hacia la luz"

viernes, 3 de agosto de 2012

¡Hola a todos! Para los que no me conozcáis, me llamo Jorge y es la primera vez que publico algo en este blog, aunque ya había ayudado antes a Lilith con los CSS del blog y le había dado caña a sub_zero en algún momento de enajenación mental - que son muchos y de larga duración. Estoy estudiando una carrera de informática y es por eso que muchas de las reseñas que leeréis hechas por mí serán de ciencia ficción. He de decir que hasta hace muy poco y tras ver series como Ghost in the Shell o Ergo Proxy y leer las grandes y no tan grandes obras de Asimov, no me gustaba nada este género, pero ahora es uno de mis favoritos. Por otra parte, comentaros que pocas veces haré reseñas de lo que nos manden las editoriales y seguramente mi participación sea esporádica. El porqué de lo primero es porque leo ebooks desde un tablet por comodidad y facilidad de transporte, y hasta que las editoriales no donen libros en este formato me leeré los menos posibles en papel. Lo segundo, es porque aunque me encanta leer, tengo períodos de sequía y otros de abundancia. O no leo nada en meses, o me devoro 3 libros en una semana. En fin, dejemos de lado mi presentación y pasemos a la reseña en sí:


► Título:  Metro 2033: Hacia la luz
► Autor:  Andrej Djakow
► Editorial:  Timun Mas
 Páginas:  246 páginas
► Precio:  18,00€


Año 2033. Tras una guerra nuclear devastadora, amplias zonas del mundo han quedado sepultadas bajo escombros y cenizas debido a la radiación. Los supervivientes se han refugiado bajo tierra, en las redes del metro. Gleb es un niño huérfano de doce años que ha pasado toda su vida en los túneles del metro de San Petersburgo. Pero su vida cambiará de repente, al unirse a un grupo de Stalkers y a un sacerdote de la nueva religión, «Éxodo», para emprender una peligrosa expedición a la superficie. Él y sus compañeros tendrán que recorrer parajes radiactivos plagados de terroríficos mutantes para llegar hasta la isla.


Metro 2033: hacia la luz está centrado en un futuro post-apocalíptico después de una guerra nuclear, en la ciudad y alrededores de San Petersburgo, al contrario que las 2 entregas anteriores (Metro 2033 y Metro 2034) que se centraban en la capital moscovita. Esta saga, que juega con un realismo crudo sumado a cierta dosis de ciencia ficción y esoterismo, es una que por ahora me ha dado tanto alegrías como disgustos. Debo decir que Metro 2033 me encantó, al contrario que Metro 2034, que no me gustó demasiado y seguí leyéndolo para intentar saber qué había ocurrido con Artyom tras los sucesos de Metro 2033 (cosa que por otra parte, nunca se explicó). 

En todas las novelas de la saga Glukhovsky ha jugado con la oscuridad, la psique humana, la esperanza y el miedo, presentes siempre en los confines del metro de Moscú, donde los supervivientes se hacinan e intentan sobrevivir como pueden en parte de forma autónoma y en parte con lo que los Stalkers recogen fuera del metro, al otro lado de la corteza terrestre que ha sido contaminada por las bombas nucleares y cuyo peligro más mortal, más allá de las criaturas nacidas a causa de la contaminación es la propia radiación. Aunque este libro es de otro autor, Andrej Djakow, ha sabido mantener el mismo estilo hasta el punto de que me llegaba a olvidar que no estaba leyendo a Glukhovsky. Es posible que Djakow le de un toque más filosófico al asunto, pero por lo demás, las diferencias entre ambos autores apenas se dejan ver. 

En un paisaje apocalíptico similar al de las anteriores novelas comienza este libro, solo que esta vez se trata de la ciudad de San Petersburgo, que según parece también fue bombardeada durante la guerra, aunque parece que con menos crudeza que Moscú. El autor nos pone durante el primer capítulo en la piel de un pteranodonte (sí, uno de esos seres abominables nacidos de la radiación) mientras sobrevuela la ciudad buscando alimento, cosa que el autor aprovecha para mostrarnos varios lugares señalados de la metrópolis rusa. Sin embargo esto no dura mucho, ya que pasadas unas pocas páginas al ave gigante le vuelan la cabeza. El autor del tiro es Martillo, un Stalker experto que ha salido en una partida con algunos habitantes del metro. Martillo, un personaje casi legendario en el metro es un hombre con bastantes inviernos a sus espaldas, un humor agrio cuando lo tiene y constantes ataques de rabia, pero que ha sobrevivido a incontables expediciones y situaciones de vida o muerte, por lo cual es más temido que respetado. 

 "-Martillo… ¿cuál es tu verdadero nombre?
-¿Y qué importa eso? Mi nombre pertenece a mi antigua vida. Me llamo Martillo." 

 Tras esta introducción, Djakow nos devuelve a las entrañas del Metro. Aquellos que hayáis leído libros anteriores, sabréis que las partes más interesantes pero cortas se daban casi siempre en la superficie, mientras que el metro era la realidad a la que uno se acostumbraba porque era en la que se pasaban los personajes casi toda la novela. Aquí las tornas cambian, ya que el metro pasa a un segundo plano, mientras que la historia transcurre casi completamente en la superficie. Así, los capítulos del metro apenas dan para hacernos un esbozo de la estructura social del metro de San Petersburgo y sus habitantes, y sus diferencias con los túneles del moscovita. 

"Los colonos Vegetarianos que habían colonizado la línea verde habían querido introducir un nuevo sistema ecológico en el metro para volverse uno con la naturaleza. Se decía, incluso, que ya no eran verdaderos seres humanos." 

 Fueron Vegetarianos quienes acabaron con la vida de los padres del huérfano Gleb, un adolescente que vive en la estación Moskovskaya, justo a la que fue a parar Martillo. Gleb, tras encontrarse con el Stalker, sufre el robo de su bien más preciado, el único recuerdo que le queda de sus padres, un mísero mechero tipo zippo, a manos de un matón de la estación. Cuando Martillo presencia la escena ordena a Gleb que se defienda y ante la pasión de este (o su capacidad para seguir órdenes) decide comprárselo a la estación. Sí, comprárselo. Por varias medicinas y un par de cerdos. Un chollazo. 

Tras esto, Gleb se convierte en el pupilo de Martillo, a quien considera como su maestro. Poco después Martillo es elegido para liderar una expedición de Stalkers cuyo objetivo es la isla de Kronstadt, en la superficie, a unos 50 kilómetros de San Petersburgo. ¿Por qué tal expedición suicida de kilómetros y kilómetros por la superficie? Aquí es donde entra en juego Éxodo, la nueva religión imperante en el metro. El libro sagrado de Éxodo dice que algún día un gran barco vendrá y recogerá a los supervivientes del holocausto que crean en él para llevarlos a la tierra prometida, sin radiación y sin criaturas. Pues resulta que en la isla de Kronstadt se ha podido ver la luz de un faro apagado desde hacía décadas, y si algo hay en la isla son muelles donde dicho barco podría estar atracado esperando para salvarlos a todos. 

"¡Un Arca divina llegará a la orilla y conducirá a los mártires a la Tierra Prometida! ¡Podéis estar seguros, hijos de Dios! ¡Se acerca el día del Gran Éxodo!" 

Así, esta nueva entrega cuenta el viaje por la superficie del grupo de Stalkers hacia la isla, un viaje plagado de peligros y que tras varios capítulos se vuelve monótono hasta cierto punto porque Djakow sigue a rajatabla la premisa de que todo personaje es prescindible al más puro estilo R. R. Martin, es decir, aunque no sepas cómo, llega un punto en el que estás seguro de qué va a pasar en el siguiente capítulo y con un poco de suerte hasta a quién. No es la primera vez que en esta saga se mata a algún personaje de forma cruel, pero es que esto es de chiste. Además, los personajes, aparte de Martillo y Gleb, no cobran verdadero protagonismo y no destacan por su personalidad salvo a la hora de abandonar el escenario. Para completar el reparto, los Stalkers pueden estar tranquilos en su viaje, ya que aunque haya hordas de monstruos y otros peligros en la superficie, ellos tienen un Hulk. Sí, un Hulk, un mutante de más de 2 metros, hipermusculado, de color verde y al cual la radiación ya no le afecta llamado Humo. 

"-¿Por qué Humo? 
El mutante señaló con el dedo la colilla que sostenía entre los dientes. 
-Un vicio antiguo." 

 Sin embargo, frente a la monotonía y al deshacerse capítulo sí, capítulo también de personajes hay que destacar la enorme imaginación del autor en capítulos como El Simbionte y los últimos, que horrorizan a la vez que maravillan y son unos relatos realmente interesantes, y también destacar unos giros en el argumento y alguna que otra gran sorpresa que puede dejarte con los ojos como platos. Asimismo, en algunos capítulos varios personajes cuentan sus experiencias del momento exacto del bombardeo de la ciudad, lo que nos permite conocer algo más acerca de la misteriosa guerra nuclear que destruyó el mundo. Es por estos capítulos y la capacidad de Djakow de hacer que nos encariñemos en tiempo récord con algún personaje (para luego acabar con él de forma anecdótica), así como por el final por lo que este libro merecería ser leído. Porque por una vez en esta saga, ¡hay un final esperanzador! ¡Bravo! ¡No todo es muerte, soledad y desesperanza! 

 En resumen: 

Positivo:  


  • Gran imaginación del autor 
  • Algunos capítulos son realmente geniales 
  • Mucho tiempo en la superficie con lo cual sabemos qué ha sido del mundo exterior 
  • Relatos sobre el bombardeo 
  • Sorpresas puntuales y pequeños giros argumentales 
  • Final esperanzador 

 Negativo:  


  • Monótona durante varios capítulos, aunque ocurren distintos sucesos, es el mismo patrón 
  • Asesinato en serie de personajes 
  • Cambio de personalidad brusco de algunos de ellos sin venir a cuento 
  • Ningún personaje destaca especialmente si obviamos a Martillo 
  • Crueldad gratuita 

Puntuación 

Metro 2033: Hacia la luz  



Por los pelos 

Conclusión: si has leído algún libro de la saga y te ha gustado, no tendrás problemas con este, pero si aún no has probado la saga este libro no es el mejor para empezar ya que es probable que te decepcione al encontrarte un poco perdido en un mundo del que no se explica gran cosa.

Reseña "Todo lo que muere"

miércoles, 1 de agosto de 2012

Tras mi última y apasionada aventura policíaca cortesía de El síndrome E, me apetecía bastante leer alguna otra novela perteneciente al mismo género, así que mira tú por dónde, fui a topar con un libro que me he comprado hace relativamente poco. Se trata de Todo lo que muere, la primera entrega de una larga y longeva serie policíaca escrita por el irlandés John Connolly (no confundir con Michael Connelly) cuyo protagonista, el detective Charlie Parker (no confundir con el Charlie Parker que tocaba el saxofón) aún intenta recuperarse del duro golpe que supuso perder en una única noche tanto a su mujer como a su hija, víctimas de un atroz asesinato. Desde la candidez y la elegancia características de La juguetería errante, pasando por el inexplicable arrebato de cólera propio de Out, he visto cómo en los últimos meses mis escarceos con la novela policíaca se iban volviendo cada vez más siniestros. En efecto, Todo lo que muere es el ejemplo más representativo de la llamada novela negra. La historia más lúgubre, tétrica, macabra y funesta que he leído hasta el momento. Con diferencia.


Título: Todo lo que muere
Autor: John Connolly
Año de publicación: 2004
Género: Novela, policíaca
Editorial: Tusquets
Páginas: 432
PVP: 9.95
ISBN: 9788483835111

Sinopsis

Una noche, Charlie Parker, alias "Bird", inspector de policía de Nueva York, sale a tomar unas copas después de una discusión conyugal; cuando vuelve a casa, se encuentra a su mujer y a su hija brutalmente asesinadas. Entre los sospechosos figura el propio Parker, a quien expulsan del cuerpo de policía, pero el crimen queda sin resolver. Roído por el sentimiento de culpa y deseoso de venganza, Parker, sin embargo, no duda en acudir en ayuda de su antiguo jefe para resolver el misterioso y trágico caso de una joven desaparecida, una investigación que le llevará allí donde jamás imaginó que llegaría.

Opinión

Todo lo que muere no es una novela común y corriente. Después de un breve prólogo en el que se nos relatan con todo lujo de detalles (algunos realmente innecesarios) las terribles circunstancias en las que murió la familia del protagonista, nos reencontramos con un Charlie Parker apartado del cuerpo de policía y que ahora trabaja como investigador freelance en la búsqueda de un delincuente bajo libertad vigilada que parece estar retomando ciertas actividades ilegales. No da tiempo de pasar un par de páginas cuando de repente se produce un tiroteo en plena calle que se cobra varias vidas, entre ellas la del tipo tras el que andaba Parker. Sin embargo, lo que en un principio parece un simple ajuste de cuentas pronto se convertirá en un embrollo mucho mayor y el ex inspector se verá involucrado en un caso que incluye la desaparición de una joven, la intervención de una de las principales mafias neoyorquinas y el asesinato de varios niños que conmocionó a todo un pueblo.
     A medida que avanzamos en la lectura, la historia se vuelve cada vez más complicada, envolvente y adictiva. Las pesquisas de Charlie Parker son cuando menos interesantes dados los métodos poco ortodoxos a los que tiene que recurrir en vista de su precaria situación laboral. Muchos compañeros de profesión aún tienen la firme sospecha de que Parker estuvo involucrado en el asesinato de su familia. Por si fuera poco, el FBI tratará de entorpecer por todos los medios existentes las indagaciones de nuestro protagonista. Sin embargo, gracias a la inestimable ayuda de Ángel y Louis, una pareja de homosexuales especializados en cometer crímenes, su irrefrenable labia y una pizca de suerte, Charlie Parker conseguirá salir airoso de una gran mayoría de situaciones.

"Yo era joven, acababa de dejar el uniforme y aún admiraba mi imagen en el espejo con la placa nueva. De mí se esperaban grandes cosas. Muchos creían que mi nombre terminaría saliendo en los periódicos. Y así fue, pero no por los motivos que ellos habían imaginado."

Aunque en la primera mitad del libro, el hilo narrativo más importante se centra en la búsqueda de la chica desaparecida y los consiguientes acontecimientos que las pistas (muchas veces en forma de cadáveres) van revelando, la presencia de El Viajante, el principal objetivo de Parker, el asesino de Susan y Jennifer, es siempre constante. La trama, aunque compleja desde principio a fin por la innumerable cantidad de personajes envueltos en ella, se va desarrollando de manera vertiginosa e impecable a partes iguales. Una de las cosas que más me han sorprendido de Todo lo que muere es precisamente que en contra de las convenciones literarias, el caso se resuelve en mitad de la novela, dejando el camino completamente despejado para que tanto Parker como el propio lector puedan centrar toda su atención en la búsqueda de El Viajante, un despiadado homicida que desolla, mutila y eviscera a sus víctimas en un intento por reflejar de manera artística la mortalidad del ser humano.
     Precisamente el tema "muerte" es un recurso bastante utilizado a lo largo de la historia y abundan las reflexiones de tipo existencial sobre los aspectos más escabrosos de la mente humana. Todo lo que muere es una novela soberbia, tiene momentos verdaderamente impactantes y goza de la capacidad de absorber tu interés de manera notable. Sin embargo, no es ni mucho menos una novela apta para todos los públicos. Como ya he comentado antes, hay multitud de descripciones que pudieran resultar desagradables, violentas o incluso obscenas para determinado tipo de personas. Por otro lado, a Connolly no le tiembla el pulso lo más mínimo a la hora de cargarse a sus personajes, así que no te extrañes si en prácticamente cada capítulo aparece un nuevo cuerpo al que practicarle la autopsia.
     

"Somos el principal productor mundial de asesinos en serie. Es un síntoma de enfermedad, eso es. Estamos enfermos y débiles, y esos asesinos son como un cáncer dentro de nosotros: cuanto más deprisa crecemos, más rápido se multiplican ellos."

En la segunda mitad del libro, la narración se vuelve bajo mi punto de vista un poco espesa. Y es que además de dar caza al Viajante siguiendo las ambiguas indicaciones de una vieja con poderes extrasensoriales, Charlie Parker tendrá tiempo de enzarzarse en una incomprensible razzia entre mafias rivales, esta vez en la ciudad de Nueva Orleans, territorio donde transcurre la recta final de Todo lo que muere. A pesar de que los últimos capítulos del libro son simplemente espectaculares y que el desenmascaramiento de El Viajante puede dejarte en estado de shock, la primera entrega de esta serie protagonizada por Parker pide a gritos una conclusión un poco más desarrollada. El viejo truco de sacarse el conejo de la chistera hace mucho tiempo que dejó de tener gracia, aunque a decir verdad, las prisas de Connolly por terminar la novela no consiguen estropear un resultado final deslumbrante. 
     En Todo lo que muere encontrarás una lectura más que recomendable si tu estómago es capaz de resistir los pasajes más oscuros del comportamiento humano. El gran Charlie Parker es un personaje que gracias a su tozudez, su ímpetu y su absoluta falta de respeto hacia la autoridad, brilla con luz propia dentro del género  policíaco. Aunque carga sobre sus hombros con un profundo sentimiento de culpa, no deja que su traumático pasado le impida sobrellevar el día a día, y en las muchas ocasiones en las que salen a relucir recuerdos junto a su mujer o su hija, es imposible no sentir aprecio hacia este carismático investigador. Rachel, una psicóloga criminalista que participará en la investigación, será la encargada de recomponer el corazón de Parker, mientras que Ángel y Louis, que forman un dúo explosivo, serán sin duda alguna el ligero toque humorístico que de no existir haría de Todo lo que muere una especie de Biblia negra pero más light. En definitiva, si te gusta el género policial, hazte ya mismo con esta novela porque seguramente será capaz de satisfacer tus expectativas. Como poco, te pasará como a mí y querrás empezar lo antes posible con el siguiente volumen, El poder de las tinieblas. Y así, sin darte cuenta, muy pronto estarás atrapado en las garras de todo lo que muere.

Puntuación

Todo lo que muere


 
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