Reseñas breves [106 - 108]

miércoles, 11 de noviembre de 2015

La librería más famosa del mundo, Jeremy Mercer
Malpaso - 336 páginas - ★★★½

A medio camino entre la crónica histórica y la autobiografía, el nuevo libro del periodista y escritor canadiense Jeremy Mercer es una de esas chucherías literarias diseñadas específicamente para todos aquellos que elevan a la categoría de hobby el acto solemne de frecuentar librerías sin ningún motivo en particular. ¿O acaso hay aquí algún bibliófilo empedernido que no arda en deseos de adentrarse y conocer los entresijos de uno de los establecimientos más famosos del mundillo editorial? A lo largo de sus trescientas y pico páginas, Mercer elabora un fascinante libro de memorias en el que narra con todo lujo de detalle la huida que él mismo emprendió de su país natal para acabar convirtiéndose en un refugiado más de la célebre Shakespeare & Co, librería de viejo asentada a orillas del Sena en la que además de vender novelas se proporciona asilo a escritores sin recursos. A base de anécdotas disparatadas, situaciones de lo más surrealista y la atmósfera absolutamente hipnótica que corresponde a este tipo de escenarios, Jeremy Mercer consigue familiarizarnos con la peculiar clientela del local y sus variopintas tragedias personales de una forma que apela a nuestras emociones más profundas, reforzando aún más si cabe el ya de por sí enorme apego que cualquiera de nosotros podría tener hacia el maravilloso universo de los libros.


París D.F., Roberto Wong
Galaxia Gutenberg - 200 páginas - ★★

El debut literario de Roberto Wong (galardonado con el I Premio Dos Passos de narrativa) es una de esas novelas que, ante la ausencia de calificativos más adecuados y/o rimbombantes, a mí solo se me ocurre definir como experimentales. Por aquello de decir algo... y tal. Es innegable que el escritor mexicano pone un buen par de ideas sobre la mesa a la hora de ejecutar esta inclasificable colección de fragmentos que deben de guardar coherencia solo en la descabellada mente de su autor, pero todos esos retazos de brillantez narrativa (en especial esa superposición estratégica de las dos ciudades con las que juega el título de la novela) no constituyen por mi parte motivo suficiente para considerar esta obra como algo más que un batiburrillo de escenas y situaciones completamente triviales y carentes de significado. París D.F. arranca de manera bastante potente con un atraco frustrado a la farmacia en la que trabaja el protagonista, tentativa que se salda con el abatimiento a tiros del intruso y que dispara un auténtico caudal de existencialismos baratos en el interior de la parte superviviente. Sin embargo, ese prometedor inicio se diluye en una serie de disquisiciones pseudofilosóficas sobre las posibilidades del azar, el hastío de la rutina o la imposibilidad de distinguir entre realidad y sueño, todo ello aderezado con sendas cucharaditas de violencia y sexo (completamente gratuitos, faltaría más), no vaya a ser que el libro caiga en manos de algún adolescente y se aburra. Pues eso, que no me ha gustado mucho.


Los veraneantes, Emma Straub
Ediciones B - 296 páginas - ★★½

La de Emma Straub es una novela que he visto figurar en multitud de listas extranjeras con los lanzamientos más esperados del año y lo cierto es que tanto sus buenas críticas como su prometedora premisa captaron por completo mi atención. Imaginad lo grata que fue mi sorpresa cuando por fin pude ponerle las zarpas encima a la edición española y comprobé que, a medida que iba leyendo, la historia aguantaba con pulso firme el peso de mis expectativas, aunque la trama no fuese especialmente original ni novedosa. En Los veraneantes, Emma Straub mete a los miembros de una familia estadounidense de clase media con graves problemas de incomunicación (tan graves que ni ellos mismos los conocen) a bordo de un avión y los envía a un lugar tan paradisíaco como Mallorca con la esperanza de que todas esas rencillas, reproches, silencios y secretos acumulados que anidan en el seno de todo buen hogar estallen y los demás podamos disfrutar de la deflagración. Sin embargo, uno llega a la mitad de la novela y la tan esperada catarsis narrativa ni está ni se la espera, los personajes se desarrollan de manera anodina y el entusiasmo inicial acaba decayendo hasta niveles alarmantes. Hay algo escondido entre los pliegues de la historia que podría haber dado pie a interesantes reflexiones sobre temas peliagudos (cosa que sí hacen, por ejemplo, Herman Koch en La cena o Franzen en Las correcciones), pero Straub no sabe aprovechar el material altamente inflamable que tiene a su disposición y se conforma con encender pequeños fuegos controlados que desembocan en un desenlace poco sorprendente y edulcorado hasta la médula. Una lástima.

3 comentarios :

  1. Qué pena lo de Los veraneantes. Parecía interesante, pero lo que cuentas no suena nada bien :(

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  2. Pues no me he leído ninguno, gracias por los avisos.

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  3. ¡Hola!

    Me he creado un blog hace poquito ¡y me haría mucha ilusión que te pasaras! Tengo una entrada en la que hablo sobre dónde encontrar libros baratos por si te gustaría leerla.

    Un abrazo enorme,

    Utah ♡

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